Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana. N15. A2. 2017

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Contents

Introducción

Durante los siglos XVIII, XIX y XX, las mujeres han protestado y luchado por sus derechos. Las protagonistas fueron muchas. Algunas, en el sector industrial, comenzaron a reclamar una mejor calidad de trabajo, de salario, de horarios y de trato.

Con el tiempo, no solo las mujeres pedían mejores condiciones, sino también una inclusión en las actividades sociales, políticas y, en general, una igualdad de derechos y de oportunidades, como por ejemplo, el derecho al voto.

Para algunos, la fecha decisiva para la imposición del Día Internacional de la Mujer fue en 1911, en la que cientos de mujeres murieron en un incendio en una fábrica textil reclamando sus derechos. Pero lo cierto es que antes de ese año y después, se dieron otros acontecimientos importantes que influyeron en la determinación oficial de este día.

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La Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana constituye el primer documento que se refiere a la igualdad jurídica y legal de las mujeres en relación a los hombres.

En 1789, en plena Revolución Francesa se redacta la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano por parte de la Asamblea Constituyente francesa. Por lo general, en los libros de historia se olvida que la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” consistía en leyes exclusivamente para los hombres (es decir, no se tomaba la palabra “hombre” como un sustituto de la palabra “ser humano”). Por ello, Olympia de Gouges escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana entrando las mujeres, por lo menos a través de un documento no oficial, en la historia de los derechos humanos.

En este documento, Olympia reclama para las mujeres la igualdad que defiende la Revolución Francesa, y denuncia la manera en que ésta, después de aprovecharse de su participación en eventos como la Toma de la Bastilla, busca devolver a las mujeres a sus roles domésticos y a los espacios privados, olvidándose de incluirlas en el proyecto igualitario por el que han luchado.

Concreta su idea de igualdad en el concepto de participación ciudadana: tanto hombres como mujeres pueden y deben participar en la construcción de la ley. Además, considera la democracia como el medio adecuado para lograr la igualdad de oportunidades en el acceso de las mujeres a los espacios de poder público.

Metodología

Nos dividimos el trabajo entre cuatro, cada una tenía un tema asignado y empezamos a buscar información. Después de buscar la información, la pusimos en el borrador y lo juntamos entre todas en un archivo en común resumiéndolo y explicandolo con nuestras palabras.

Desarrollo

Papel de la mujer en la Revolución Francesa

La Revolución Francesa supone un cambio en la historia de la mujer. Hasta la fecha, la mujer era un simple objeto dependiente de las ideas de su familia o de su marido. No podía o no debía tener ideas propias, ya que esto estaba mal considerado por la sociedad. Con la Revolución se generó una preocupación por la relación entre los sexos, y por el papel que desempeñaba la mujer en la sociedad y no sólo en el orden doméstico. A medida que la Revolución fue avanzando, surgieron mujeres que reclamaron la igualdad entre los sexos y en los derechos civiles. A pesar de la lucha emprendida, la mujer no experimentó cambios importantes en su forma de vida tradicional y no logró liberarse de la dependencia de los hombres.

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Olimpia de Gouges

Marie Gouze, nacida el 7 de mayo de 1748 en Montauban, al suroeste de Francia, es una escritora, dramaturga, panfletista, filósofa y heroína francesa que reivindicó la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en el marco de la Revolución Francesa con la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791). También es considerada precursora del feminismo moderno.

En 1765, a los 15 años, contrajo matrimonio con Louis Aubry, un abastecedor que vino de París con el nuevo intendente de la ciudad. Según la novela semi-autobiográfica “Mémoire de Madame de Valmont contre la famille de Flaucourt”, no fue un matrimonio por amor, de hecho, ella sentía repugnancia hacia tal hombre. Aubry murió un año más tarde y en 1770, Marie se fue a París con su hijo Pierre, donde tomó el nombre de Olimpia de Gouges y se dedicó a la literatura.

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Escribió un gran número de obras para el teatro, tales como “Zamore y Myrza”, “Lucinda y Cardenio”, de las cuales sólo la primera, de ideología abolicionista, logró ser admitida en la Comedia Francesa, y se representó en 1789 con el título “La esclavitud de los negros” o “el feliz naufragio”.

Durante los días de su actividad política dio al teatro más obras y expuso sus ideas feministas y revolucionarias acerca de los derechos de las mujeres, y muchos opúsculos sobre cuestiones sociales, como “El espíritu”, “Las tres urnas” y “Un testamento político.” Dirigió el periódico L' Impatient y fundó la Société populaire de femmes. De entre todos los documentos que escribió destaca la “Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana” (1791), título que calcó de la “Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano” (1789).

Se manifestó claramente contra la represión jacobina y contra Robespierre y Marat. Gouges reclamó un trato igualitario de la mujer con respecto al hombre en todos los aspectos de la vida, públicos y privados: el derecho de voto, de ejercer cargos públicos, de hablar en público sobre asuntos políticos, de igualdad de honores públicos, de derecho a la propiedad privada, de participar en el ejército y en la educación e, incluso, de igual poder en la familia y en la Iglesia.

Sin embargo, el planteamiento feminista no era compartido por los varones que dirigían la Revolución, incluso entre los más radicales de ellos.

Al estallar la Revolución Francesa, Olimpia adoptó al principio sus ideas, pero después combatió el sistema del Terror y a sus hombres con una energía que la conduciría al cadalso. Se dice que había tratado de encargarse de la defensa de Luis XVI, y que envió la carta “Pronostic de Monsieur Robespierre pour un animal amphibie”, por la que fue acusada de intrigas sediciosas y de ser una realista reaccionaria lo que la llevó a la guillotina (1793).

En este sentido, es necesario conocer y recordar que la Revolución Francesa dio pautas para un nuevo sistema, proclamó la igualdad, la libertad y la fraternidad como los pilares fundamentales del nuevo orden constituido o que estaban por constituirse. En 1793, después de su muerte, se prohibía toda clase de actividad. La comprensión de la condición femenina no avanzó con el desarrollo del capitalismo, pues si bien Condorcet apunta a señalar su raíz social al decir: "las mujeres han sido infravaloradas por la educación y la existencia social, no por la naturaleza". El gran materialista Diderot escribía: "os compadezco mujeres, la crueldad de las leyes civiles se ha unido a la crueldad de la naturaleza en contra de las mujeres; han sido tratadas como seres imbéciles". Rousseau, avanzado ideólogo de la Revolución Francesa estampó: "la mujer está hecha para ceder al hombre y soportar sus injusticias".

Así vemos cómo a través del tiempo se han predicado la naturaleza femenina. Con esta pseudoteoría se ha intentado mantener y justificar el sometimiento de la mujer. Durante la Revolución Francesa, las mujeres se movilizaron junto a las masas y participaron en los clubes políticos desarrollando acciones revolucionarias; en estas luchas organizaron una Sociedad de Mujeres Republicanas y Revolucionarias, a través de Olimpia de Gouges exigieron una Declaración de Derechos que incluyera a las mujeres, y crearon periódicos como El impaciente para reivindicar su condición.

En el desarrollo del proceso revolucionario las mujeres conquistaron la supresión del derecho de primogenitura y abolición de los privilegios de masculinidad, obtuvieron igual derecho de sucesión que los varones y consiguieron el divorcio. Su participación combatiente dio algunos frutos.

Pero contenido el gran impulso revolucionario, a las mujeres se les niega el acceso a los clubes políticos, se combate su politización y se las recrimina predicando su vuelta al hogar, se les dice: "¿desde cuándo les esta permitido a las mujeres abjurar de su sexo y hacerse hombres? La naturaleza ha dicho a la mujer: Sé mujer. Tus trabajos son el cuidado de la infancia, los detalles del hogar y las diversas inquietudes de la maternidad". Mas aún, con la reorganización burguesa que inicia Napoleón, con el Código Civil, la mujer casada vuelve a ser sometida a tutela, cae bajo el dominio del marido en su persona y en sus bienes; se niega la indagación de la paternidad; se quita a la casada derechos civiles, como a las prostitutas; y se les prohíbe el divorcio y el derecho de enajenar sus propiedades.

En la Revolución Francesa ya se puede ver con claridad como el avance de las mujeres y su retroceso están ligados a los avances y los retrocesos del pueblo y la revolución.

Derechos de la mujer y la ciudadana

Hubo que esperar a la Revolución Francesa para que la voz de las mujeres empezará a expresarse de manera colectiva.

Entre los ilustrados franceses que elaboraron el programa ideológico de la Revolución, destaca la figura de Condorcet, quien en su obra Bosquejo de una tabla histórica de los progresos del Espíritu Humano reclamó el reconocimiento del papel social de la mujer. Condorcet comparaba la condición social de las mujeres de su época con la de los esclavos. Una revolución que basaba su justificación en la idea universal de la igualdad natural y política de los seres humanos, negaba el acceso de las mujeres, la mitad de la población, a los derechos políticos, lo que en realidad significaba negar su libertad y su igualdad respecto al resto de los individuos.

La Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana constituye por sí misma un alegato brillante y radical en favor de las reivindicaciones femeninas y una proclama auténtica de la universalización de los derechos humanos. Su autora denunciaba que la Revolución olvidaba a las mujeres en su proyecto de igualdad y libertad. Reclamaba un trato igualitario hacia las mujeres en todos los ámbitos de la vida tanto públicos como privados: derecho al voto y a la propiedad privada, poder participar en la educación y en el ejército, y ejercer cargos públicos llegando incluso a pedir la igualdad de poder en la familia y en la Iglesia. Sólo algunos de los derechos fueron aceptados, pero eso fue unos cuantos años después.

Conclusiones

Las mujeres han sido infravaloradas en muchos aspectos durante toda la historia por lo que hay una gran diferencia entre los derechos femeninos y masculinos, mucho mas desarrollados. Esto ha causado la necesidad de las mujeres por alcanzar sus derechos y la igualdad de genero, una lucha que ha evolucionado con el tiempo pero que sigue hoy en día.

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Fuentes de información