Sufragio femenino en España

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El 19 de noviembre de 1933 se celebraron los primeros comicios en los que el voto de la mujer contó, las mujeres españolas acudieron por primera vez a las urnas. En el marco de la Segunda República, las elecciones generales de 1933 supusieron el estreno de la mujer como ciudadano completo –con voz y voto- en España. Fueron las elecciones del voto femenino: 6.800.00 mujeres pudieron elegir por primera vez a sus representantes.

Las del 19 de noviembre de 1933 fueron las segundas elecciones generales de la II República proclamada el 14 de abril de 1931. La primera convocatoria electoral, en junio de 1931, fueron previas a la aprobación de la Constitución de la República, llevada a cabo en el Congreso de los Diputados el 9 de diciembre del mismo año. Aunque el derecho a voto estuvo reconocido desde entonces las españolas no pudieron ejercerlo hasta dos años después, el 19 de noviembre de 1933.

Clara Campoamor defendió en las Cortes, con un brillante discurso, el derecho de la mujer a ejercer su derecho al voto. Lo hizo con éxito: el sufragio femenino quedó aprobado el 1 de octubre de 1931 como artículo de la Constitución de la República. La diputada consiguió que las mujeres pudieran votar, enfrentándose a los que entonces pensaban que la mujer no estaba preparada o los que temían que su voto estuviese demasiado influenciado por la Iglesia. Antes de la consecución de la igualdad en el sufragio, la gran paradoja era que la mujer pudiera ser elegida y no pudiera elegir. El Gobierno republicano había autorizado el 8 de mayo de 1931 que las mujeres (y los sacerdotes) pudieran presentarse en las candidaturas, pero el voto se postergaba a una futura discusión en las Cortes. Clara Campoamor se presentó por el partido Radical y Victoria Kent por el radical-socialista. Fueron elegidas.

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Frente a Clara Campoamor, la diputada radical-socialista Victoria Kent defendía el aplazamiento del sufragio femenino hasta que las españolas, muchas de ellas ancladas en la sumisión al marido y la obediencia al confesor, sintieran suya la República y estuvieran preparadas. Finalmente, la tesis de Campoamor triunfó por 161 votos a favor y 121 en contra. El logro del sufragio femenino en España permitió un incipiente acceso de las españolas a las administraciones e instituciones y, por primera vez, se planteó la necesidad de pensar en ellas para captar su voto.

"¡Viva la República de las mujeres!", gritó un diputado despechado cuando las Cortes Constituyentes aprobaron el sufragio femenino. "¡Viva la República, que también es de las mujeres!", le replicó una señora. El artículo consagraba la igualdad entre hombres y mujeres permitía a las mujeres mayores de 23 años participar en las votaciones, no sólo como candidatas sino también como electoras. El texto terminaba así: "Se reconoce, en principio, la igualdad de derechos de los dos sexos".

El voto fue lo primero que consiguió la mujer. Seguía siendo una eterna menor respecto al marido y no tenía personalidad jurídica, pero al menos podía votar,las incipientes esperanzas de cambio para la mujer quedaron ahogadas por la Guerra Civil y la dictadura. Habría que esperar a 1975 para que la española obtuviera plena capacidad jurídica.

La alegría igualitaria duró poco. Tras las elecciones de 1936 y el estallido de la Guerra Civil, llegó la dictadura que extinguió cualquier gesto democrático. Las mujeres sólo pudieron participar en unas elecciones libres más, las de 1936, las del triunfo del Frente Popular. La Guerra Civil y la dictadura suprimieron el voto libre, que no se recuperó hasta las generales de 1977, tras la muerte de Franco.

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