Excursión a Abioncillo. Antonio Machado. 15D. 2013. N15.
Antonio Machado fue un poeta español, que vivió a finales del S. XIX y principios del XX. Nació en Sevilla en 1875 y Murió en Colliure, Francia el año 1939 con 63 años. Machado Vivió en Soria entre los años 1907 y 1912. Esos 5 años son para el los mas felices. Se instala a vivir en Soria para ejercer de profesor de instituto. Allí se enamorará y se casará con Leonor Izquierdo, quien era la hija mayor de los dueños de la pensión donde vive. Se casan el 30 de julio de 1909. Leonor tiene 15 años. En el instituto tiene pocas clases razón por la cual tiene tiempo suficiente para pasear y contemplar la naturaleza que inspirará los versos que uno de sus libros mas famosos llamado "Campos de Castilla". La primera edición de Campos de Castilla contenía 54 poemas, aunque luego en ediciones posteriores añadirá mas. También aprovecha el tiempo libre para dar clases gratuitas e implicarse en la vida de la gente de Soria. Ya casado hace otro paseo por las tierras sorianas que deja profunda huella en su alma y escribe el libro La Tierra de Alvargonzález. En 1911 Leonor y Machado se van a Paris con una beca de ampliación de estudios de francés. Poco después, en julio de ese año, Leonor enferma y es hospitalizada por tuberculosis. siguiendo la recomendación del doctor vuelven a Soria donde su esposa muere el 1 de agosto de 1912. Tras esta gran pérdida, Machado se marcha a Baeza.
"Señor, ya me arrancaste lo que más quería. Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía. Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar".
En estos campos de la tierra mía,
y extranjero en los campos de mi tierra
yo tuve patria donde corre el Duero
por entre grises peñas
y fantasmas de viejos entinares,
allá en Castilla, mística y guerrera;
Castilla la gentil, humilde y brava;
Castilla del desdén y de la fuerza,
en estos campos de mi Andalucía,
¡oh tierra en que nací! , cantar quisiera.
Tengo recuerdos de mi infancia, tengo
imágenes de luz y de palmeras,
y en una gloria de oro,
de lueñes campanarios con cigüeñas,
de ciudades con calles sin mujeres,
bajo un cielo de añil, plazas desiertas
donde crecen naranjos encendidos
con sus frutas redondas y bermejas;
y en un huerto sombrío, el limonero
de ramas polvorientas
y pálidos limones amarillos,
que el agua clara de la fuente espeja,
un aroma de nardos y claveles
y un fuerte olor de albahaca y hierbabuena;
imágenes de grises olivares
bajo un tórrido sol que aturde y ciega,
y azules y dispersas serranías
con arreboles de una tarde inmensa;
mas falta el hilo que el recuerdo anuda
al corazón, el ancla en su ribera,
o estas memorias no son alma. Tienen,
en sus abigarradas vestimentas,
señal de ser despojos del recuerdo,
la carga bruta que el recuerdo lleva.
Un día tornarán, con luz del fondo ungidos,
los cuerpos virginales a la orilla vieja.