Historia de la Infancia

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Siglo XIX

Demografía

Evolución demográfica

Desde los últimos años del siglo XVIII hasta los primeros del XX, Europa experimentó un crecimiento demográfico continuo.Ese cambio fue posible gracias a factores como la mejora de la sanidad, la expansión de una cultura más higiénica, y el crecimiento económico experimentado por varios de los países europeos durante ese periodo. Esto, en palabras de los expertos en demografía, facilitó el tránsito de un ciclo demográfico antiguo a otro moderno. La demografía de tipo antiguo se caracterizaba por un crecimiento de población lento e irregular. Esto se debía a la existencia de una alta natalidad (35-40%), una alta mortalidad (30-40%), y la aparición de grandes crisis provocadas por hambres, guerras y epidemias. La demografía de tránsito , que se da en el S.XIX, se caracterizaba por un crecimiento de población rápido y continuo. Esto se debía al mantenimiento de una natalidad alta, al descenso de la mortalidad, y a la práctica desaparición de grandes crisis. El descenso de la natalidad, y la reducción al mínimo de la mortalidad, acabaron por configurar una demografía de crecimiento lento y tendente al envejecimiento de la población, lo que es la demografía actual.


Educación

"Así como los hijos de los ricos reciben en general una educación que les permite estar bien preparados para usufructuar de las mejores oportunidades de la vida, del mismo modo, los hijos de los pobres... no están generalmente educados de este modo, pues se crían en la servidumbre de las clases bajas". Esto dijo Isaac Watts en "An essay towards the encouragement of Charity Schools (1728). Lo que nos explica que si tenías dinero, recibirías una educación y podrías acceder a un trabajo y por lo tanto a una buena vida, y esto se volvía un círculo vicioso ya que, por lo tanto, esto le pasaría a tus hijos y así sucesivamente.

Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), en el siglo XVIII, escribió unas ideas respecto a la educación que repercutirán en los siglos siguientes, y hablaremos principalmente del S.XIX. Estas ideas las escribió en su obra "Émile ou de l´éducation" (1762). En esta se habla de una serie de principios básicos sobre cómo educar a los niños, y se convierte en un libro muy de moda en la alta sociedad francesa. Entre sus ideas más influyentes y conocidas están:

  • “El niño es bueno por naturaleza”. Nace así, al menos, y es la sociedad la que puede llegar a pervertir las buenas inclinaciones del niño.
  • Defiende con vigor que toda educación debe adaptarse al nivel del niño, la importancia de la acción y experiencia, y no sólo de la palabra, para adquirir el conocimiento.
  • Critica las prácticas instructivas excesivamente memorísticas.
  • Frente a la perspectiva medieval del niño como homúnculo, Rousseau sostiene que es un ser con características propias, que sigue un desarrollo físico, intelectual, moral…
  • La educación debeía ser obligatoria y debía incluir a la mujer.

Por otro lado, Froebel (1782-1852). Promueve la idea del "kindergarten" (escuela preescolar) y destaca la continuidad educativa entre escuela-hogarcomunidad, la importancia del juego infantil para su desarrollo y la necesidad de interacción y contacto entre padres e hijos.

El kindergarden
Madre con sus hijos

En estos dos siglos (XVIII y XIX) proliferan las observaciones de niños. Hay un gran interés por sujetos “excepcionales” o “especiales”: estudio de Itard sobre el niño salvaje de Aveyron; estudio de superdotados (Mozart), ciegos de nacimiento que recuperan la vista… Las ideas principales de los estudios de Itard son:

  • El hombre en estado natural es más inferior e indefenso de los animales.
  • Lo que hace que el hombre esté por encima de los demás animales, es su superioridad moral, con el consiguiente desarrollo en sociedad.
  • Las ventajas de la superioridad moral, cuya principal expresión es la palabra, se aprovechan en la infancia, que es cuando podemos aprender.
  • Las ideas de todo hombre están relacionadas con sus necesidades.
  • La enseñanza debe ser guiada por la medicina moderna.
El niño salvaje de Aveyron


Así que en algunos países se ha planteado ya la necesidad de una educación obligatoria generalizada, suscitando grandes debates. Una de los más importantes discusiones es si se debe distinguir a los niños que tienen un desarrollo "normal" de los retardados (se desarrolló principalmente en Francia). Esto llevará a los primeros test de inteligencia entre otras cosas.

Pero, sin embargo, en el siglo XIX no hay todavía una concepción unificada de la infancia y de la educación.


Trabajo laboral y explotación

Durante el siglo XIX, los niños adquieren una imagen de seres frágiles, indefensos, no pocas veces encantadores, necesitados de una protección especial, que tradicionalmente no tenían y se mantuvo sin grandes cambios hasta avanzado el siglo XX. Ellos se convierten en tema literario que conmueve a miles de lectores y su representación gráfica se vuelve frecuente en la prensa, los calendarios, tarjetas postales y publicidad. Es la misma época en que los niños suelen ser explotados sin la menor consideración, tanto en las tareas del campo y las minas, como en las nuevas industrias. Todos estos trabajos de los niños fueron impulsados con la Revolución Industrial, que se había iniciado en la segunda mitad del siglo XVIII.

Niños trabajando en fábricas

Abusar de los niños en exclusivo beneficio de los adultos, había sido una práctica habitual, que ni siquiera debía disimularse, porque gozaba de tolerancia ilimitada. Nada parecía menos acertado que pensar en los derechos de los niños, similares a los que la Revolución Francesa había proclamado pocos años antes para todos los ciudadanos. Si el trabajo infantil se reconocía no-libre, ¿cómo podría llamársele? En principio, fue protegido por el instituto del aprendizaje, pero en la segunda década del siglo XIX el aprendizaje fue visto como una injustificada interferencia en el libre movimiento del mercado; más aún, la creciente utilización en las hilanderías de algodón de los llamados trabajadores libres en lugar de los aprendices, era un indicio de que no se retornaría al aprendizaje como solución. Por otra parte, nadie proponía en ese momento que los niños no debían trabajar, simplemente. Como el joven Peel decía: "que ellos deben trabajar y trabajar duro por su subsistencia, es un hecho innegable". En 1819, se reconocía que tanto el trabajo infantil libre, o bajo la forma de aprendizaje, pertenecía a una categoría de trabajo en la cual la protección contra cierto grado de explotación que se consideraba inhumano, sólo podía provenir de la legislación. Dos otras formas de trabajo entraron en esta misma categoría: la de los delincuentes y la de los esclavos. El reconocimiento de que el trabajo infantil no era libre hizo plausible describirlo como trabajo esclavo.


Fuentes de Información